De niño, cuando padecía un serio caso de tartamudez, Gerald Maguire aprendió trucos para lidiar con ello. Cuando le hacían una pregunta en clase, en ocasiones respondía con la voz de los personajes de caricatura Elmer Gruñón o el Pato Donald, ya que no tartamudeaba cuando imitaba a alguien. Halló sinónimos más fáciles de pronunciar para palabras que le resultaban complicadas. Y casi nunca hacía llamadas telefónicas porque tropezaba con una frase para la que no había sustituto: su propio nombre.
Ahora Maguire, psiquiatra en la Universidad de California, en lrvine, quiere curar la enfermedad que lo aqueja a él y aproximadamente a
3 millones de estadounidenses. Está en busca de un medicamento para tratar la tartamudez, al organizar pruebas clínicas e incluso probar los tratamientos en él mismo.
Podría estar cerca de conseguirlo. En mayo, lndevus Pharmaceuticals anunció lo que llamó resultados alentadores de la prueba clínica más gran de que se ha hecho de un medicamento para no gaguear. Todavía se necesitan pruebas aún más grandes, lo que podría tardar dos o tres años. Pero si tienen éxito, el medicamento, pagoclone, podría convertirse en el primer tratamiento médico aprobado para el tartamudeo.
Aún así, falta mucho por aprender sobre las causas del tartamudeo y cómo tratarlo. Se estima que aproxi madamente 1 % de la población en todo el mundo tartamudea, aunque esa cifra tal vez sea alta. El número de hombres que gaguean supera al de mujeres en una proporción de cuatro a uno, por razones desconocidas.
Quienes tienen esta dificultad dicen que el padecimiento puede cobrar una terrible factura emocional. "Tartamudear es una de las últimas enfermedades de las que aún es permitido burlarse", manifestó Ernie Canadeo, ejecutivo de publicidad, de Oyster Bay, Nueva York, quien es tartamudo.
Sin embargo, crece el consenso de que esta es una condición neurológica, aunque su naturaleza exacta no está clara.
Luc De Nil, presidente del departamento de patología de habla y lenguaje, en la Universidad de Toronto, afirmó que en la gente que no tarta. mudea, el procesamiento del habla se maneja en gran parte en el hemis. ferio izquierdo del cerebro. Con los gagos, hay una cantidad inusitadamente grande de actividad en el hemisferio derecho. Maguire dijo que los estudios realizados por él y otros también sugieren que hay un exceso del neurotransmisor dopamina en los cerebros de quienes tartamudean.
Gaguear también parece ser genético, al menos en parte. Aproximadamente la mitad de las personas que recibe tratamiento para el tartamudeo tiene un miembro inmediato de la familia con el mismo padecimiento, dijo Dennis Drayna, genetista en el Instituto Nacional de Sordera y Otros Trastornos de Comunicación.
Los científicos creen que hay muchos genes que pueden contribuir a ello, cada uno quizá con un pequeño efecto. Eso ha dificultado encontrar los genes.
Sin embargo, Drayna y sus colegas recibieron una oportunidad cuando un hombre de Camerún escribió a un foro en Internet sobre el tartamudeo hace unos cuantos años. El hombre formaba parte de una familia prominente en la que 48 de 106 adultos gagueaban,lo que sugería que el gen responsable del tartamudeo de la familia era heredado por cambios en un gen.
Al estudiar el ADN de esa familia; Drayna y sus colegas han reducido la búsqueda a una extensión del Cromosoma 1 que contiene entre 50 y 60 genes. Otro estudio que usa familias de Pakistán con grandes cantidades de tartamudos encontró una región en el Cromosoma 12, y ese gen específico está próximo a ser identificado, dijo Drayna. Otros estudios han descubierto otras regiones cromosómicas.
Claire Byrne, de Fountain Valley, California, quien toma pagoc1one como parte de una prueba clínica, dijo: "Definitivamente creo qúe me ayuda". Otra mujer que lo toma admitió:
"Me ha dejado con la sensación de ser un poquito más libre y participé más en situaciones donde había que hablar".
Maguire se muestra más entusiasta. En una conferencia telefónica para analistas de valores realizada por Indevus, dijo que algunos pacientes que tomaban el medicamento por fin habían obtenido empleos.que querían o pudieron abordar a otras personas y salir con alguien. "Es casi un despertar, gente que sale de sus caparazones, por así decirlo", explicó.