domingo, marzo 20, 2011



Te invitamos a conocer la historia de la Asociación Iberoamerica de la Tartamudez (TTM-IB).
Para ello, debes acceder a la Página Web
"Nosotros los Tartamudos"


La película "El Discurso del Rey", ganadora de 4 Oscar en la edición 2001, presenta la historia del Rey Jorge VI de Inglaterra, quien era tartamudo.


A través del magistral papel interpretado por el actor Colin Firth podemos apreciar cómo el Rey Jorge VI tuvo que luchar para enfrentar su tartamudez y ganarse la credebilidad de sus subditos.


En la Página Web "Nosotros los Tartamudos" encontrarán algunos de los comentarios aparecidos en diversos medios de comunicación de habla hispana sobre esta excelente película.

viernes, octubre 22, 2010

Día de la Toma de Conciencia de la Tartamudez



El Día 22 de Octubre de cada año, en todo el mundo, se celebra el "Día de la Toma de Conciencia de la Tartamudez"

sábado, febrero 13, 2010

Manifiesto Antifluidazo

Manifiesto Antifluidazo
Autor: Cristóbal Loriente Zamora

1-. Origen de la creación del concepto de fluidazo:

Las observaciones y reflexiones que sugirieron el concepto de fluidazo, que aquí desarrollamos, emanaron de las preguntas que realizábamos a los tartamudos que deseaban participar en el grupo de autoayuda que coordinábamos, hace ya algunos años. Respuestas que posteriormente analizábamos amistosamente, con tiempo y rigor.

Si preguntábamos al futuro participante de grupos: ¿Cuánto tartamudeas?, el tar-tamudo siempre o casi siempre respondía menos, incluso escandalosamente menos, de lo que a simple vista apreciábamos; y para ocultar esta evidencia, matizaba la respuesta de inmediato con argumentos propios de la comunidad fluida y tan falsos como ingenuos: “Tartamudeo cuando me pongo nervioso, Con monosílabos no se me nota, Tengo épocas, Ahora estoy en una época mala....” El sinsentido de estos argumentos y el énfasis que el tartamudo vertía en ellos, demostraba que estaba seriamente afectado de fluidazo. A veces, hemos escuchado bloqueos de envergadura para decir: SSSSSoy ttttttttartammmmudo leve.

El principal síntoma del tartamudo que padece fluidazo es el deseo que anida en su ser más íntimo y que rige afectos, pensamientos, voluntades y acciones, esto es, el deseo de ser fluido o en otras palabras: el deseo de ser lo que no se es: normal. Prácti-camente todos los tartamudos tenemos un fluidazo de cuidado.


2-. Definición de fluidazo:

El fluidazo caracteriza afectos, pensamientos, voluntades y acciones, que articulan la identidad personal del tartamudo y rigen su vida cotidiana. Padecer fluidazo significa tener como único objetivo vital la búsqueda de fluidez por cualquier medio y a cualquier precio, y habida cuenta de su imposibilidad, el fluidazo conduce a una vida oscura e in-auténtica: la que transcurre dentro del armario.

En suma, el fluidazo es un deseo desproporcionado e insensato de fluidez, que actúa como una brújula trucada, porque conduce a quien lo padece a la asfixia y a la oscuridad del armario; es una brújula engañosa porque la víctima está confiada en la aparición de algún tratamiento eficaz o pastilla todopoderosa, lo que nunca aparece. Los tartamudos sin fluidazo zozobran, qué duda cabe, pero disfrutan del banquete de la comunicación.

3-. Sintomatología del fluidazo:

El fluidazo es un trastorno vital que, al igual que las enfermedades mentales gra-ves como la psicosis o la histeria, permanece en estado latente durante toda la vida. La comunidad fluida en general y la práctica clínica en particular ha construido y propagado el síndrome del fluidazo, por lo que la mayoría de los tartamudos no sólo sufren las consecuencias de su tartamudez sino también las del fluidazo, que son de mayor envergadura, porque aniquilan la vida de por vida.

La inmunidad al fluidazo es un estado difícilmente alcanzable, y se adquiere par-cialmente en contextos no clínicos, como los foros virtuales y los grupos de autoayuda, después de mucho trabajo, entusiasmo y de cierta dosis de heroísmo. La inmunidad total es pura utopía.

El fluidazo pervierte las funciones cognitivas hasta el extremo de que el tartamudo seriamente afectado de fluidazo ignora que su vida transcurre en un oscuro armario, e interpreta su estancia como transitoria; un paréntesis vital que desaparecerá tan pronto como recupere su luz natural: la fluidez. Esta perversión eclipsa la contemplación ambigua, compleja y contradictoria de la realidad, propia de quienes navegan y zozobran en las vivas mareas de la tartamudez, esto es, de quienes tartamudean sin fluidazo.

El tartamudo sin fluidazo es una persona que tartamudea, simple y llanamente.
Sin embargo, el tartamudo con fluidazo espera el advenimiento de la salvación clínica, como si se tratara de la verdad última de la existencia. La esperanza ciega de salvación clínica transforma al tartamudo en tartamudazo. El tartamudo afectado de fluidazo es un tartamudazo.

Un tartamudazo que asume las oscuras verdades de la comunidad fluida y espe-cialmente, de la clínica de la comunidad fluida. Un tartamudazo que admite que su tarta-mudez es la consecuencia de deseos incestuosos mal resueltos y que acude al psicoanalista para resolverlos. Un tartamudazo que sopla velitas a distancia para ganar eficiencia respiratoria. Un tartamudazo que tartamudea intencionadamente con desco-nocidos para ganar en desensibilización. Un tartamudazo que lee todos los días en voz alta para ganar control propioceptivo. Un tartamudazo que permanece en silencio durante quince días. Un tartamudazo que ordena las ideas antes de hablar. Un tartamudazo que se escucha a sí mismo cuando habla. Un tartamudazo que habla como un robot. Un tartamudazo que respira antes de hablar.

El síndrome del fluidazo pervierte las funciones cognitivas y transforma al tarta-mudo en una persona débil, que obra con inseguridad, nerviosismo y timidez, carac-terísticas que han constituido el estereotipo de la comunidad tartamuda desde la noche de los tiempos, pero que de acuerdo con el concepto de fluidazo y tartamudazo, este estereotipo no designa a la comunidad tartamuda sino a la comunidad tartamudaza, compuesta de tartamudos con fluidazo o tartamudazos. Acatar ciegamente las prescrip-ciones clínicas y ejercitar la gimnasia logopédica al uso debilita lenta pero inexorable-mente al tartamudo –porque apenas produce resultados satisfactorios-, hasta el extremo de convertirse en un tartamudazo, débil e impotente.

El tartamudazo –esto es, el tartamudo afectado de fluidazo- se refugia en el arma-rio, en busca de reposo, protección, pastilla y tratamiento salvador, habida cuenta de la debilidad mental y vital que le oprime. Refugiarse en el armario constituye el síntoma más fiable de fluidazo, porque el armario obliga a una vida falsa, misteriosa, errática, silenciosa y clandestina, características que definen la vida e identidad del tartamudazo. En su refugio predilecto, el tartamudazo bebe de la esperanza que la clínica siempre administra, a cambio del obligado dispendio.

A continuación exponemos una lista de síntomas menores de fluidazo, que los tartamudazos padecen en mayor o menor medida. Los tartamudazos solicitan en un restaurante un plato no deseado para evitar la tartamudez, por ejemplo. Teclean clandestinamente en Google: Terapia de la tartamudez o, Tartamudez, trucos. Mueven el hilo del teléfono simulando problemas de conexión, para despistar al interlocutor y así, disfrazar la tartamudez. Cambian de nombre de los amigos e hijos por otros de más fácil pronunciación. No suben acompañados en el ascensor. Compran en grandes superficies. Sólo preguntan por la calle a los ancianos porque saben que escuchan con dificultad. Huelen flores de Bach en busca de fluidez. Simulan sordera en lugares públicos. Escriben correos electrónicos a quienes predican en los foros que han superado la tartamudez. No quieren tener hijos por miedo a que tartamudeen. Etcétera.

El fluidazo conduce a acciones difícilmente comprensibles, por insensatas y retorcidas, como no saborear un filete de vaca –hay quienes sostienen que la digestión de determinadas carnes ocasiona mayor número de disfluencias-.

4-. Etiología del fluidazo:

Tres pensamientos o creencias constituyen la etiología del síndrome del fluidazo:
1-. La creencia de que la fluidez es el estado natural del hombre.
2-. La creencia de que la clínica de la tartamudez conduce tarde o temprano a la fluidez.
3-. La creencia de que las ejecuciones fluidas del tartamudo -como por ejemplo, hablando a bebés o animales, en solitario, cantando, susurrando- revelan la identidad más profunda y real, que es la identidad fluida.

La clínica de la tartamudez en particular y la comunidad fluida en general han construido estas creencias desde tiempos inmemoriales. Los clínicos han creído de-mostrarlas científicamente en universidades, revistas de investigación y cómodos divanes de psicoanalistas; y los medios de comunicación las han publicitado en películas, series de televisión, concursos de gran audiencia y shows de dudoso gusto. El fluidazo es una construcción social.

4-. Grados y evolución del fluidazo:

A mayor arraigo de estas creencias en la estructura mental del tartamudazo, mayor fluidazo.

El tartamudo adolescente siempre es un tartamudazo porque padece un fluidazo de cuidado. Lo es porque sus padres acatan las tres creencias básicas de la etiología del fluidazo. A medida que los años pasan, y después de los estrepitosos fracasos de las terapias comerciales, la desconfianza y el miedo se apoderan del tartamudazo, es-pecialmente en la juventud. En esta época vital, el tartamudazo no solamente padece miedo a tartamudear sino también miedo a vivir. A consecuencia de este dolor existencial el tartamudazo de veinte o treinta años se refugia en el armario. A veces para siempre. Sólo abre la puerta para ir a consulta.

También hemos observado que algunos tartamudazos, a partir de los treinta años y como consecuencia de la participación en ambientes exentos de clínica, como foros virtuales y grupos de autoayuda, mitigan la intensidad de algunos síntomas del fluidazo, como los síntomas menores, y recuperan la dignidad del tartamudo.

Algunos, si los hubiere, combaten con cierto éxito los síntomas mayores del flui-dazo -porque salen del armario permanentemente. Salir del armario transforma al tartamudazo en tartamudo. Salir del armario dignifica el fluidazo y al tartamudazo.


5-. Tratamiento del fluidazo:

El tratamiento del fluidazo, como de la tartamudez, corren similar fortuna: no existe tratamiento eficaz para ninguno de los dos. Ambos permanecen latentes en el sujeto du-rante toda la vida. La diferencia entre ellos es que la tartamudez está reconocida como un desorden mental y el fluidazo, no. De lo que se derivan dos consecuencias clínicas:

1-. La tartamudez está estigmatizada –a causa de su medicalización- y el fluidazo, no. La identidad social del tartamudazo no está deteriorada, por lo que su dolor existencial es menor. El tratamiento del fluidazo deberá centrarse en la modificación de los aspectos más personales e íntimos del sujeto, como los afectos, pensamientos y acciones que le obligan a la confinación en el armario; igualmente el tratamiento incluye que el tartamudazo comprenda que la etiología del fluidazo es sencillamente falsa.

2-. Como hemos dicho, estas tres creencias constituyen la etiología del fluidazo. La erradicación total del fluidazo, y por tanto de la comunidad tartamudaza, exige la elimi-nación de las tres creencias, o en otras palabras, acabar definitivamente con la cruzada fluida. Con este fin, hemos construido el concepto de Transfluidez.

La tartamudez es algo tan inmodificable, natural y consustancial al sujeto como la fluidez; y sin embargo, el fluidazo es modificable, artificial y externo. La tartamudez es una manifestación de la diversidad humana y el fluidazo es una producción pseudo-científica que goza de gran reputación social.

Febrero de 2010.

miércoles, junio 24, 2009

Lo más efectivo contra la Tartamudez es tratarla antes de los 6 años


Lo más efectivo contra la tartamudez es tratarla antes de los 6 años




Pasada esa edad puede revertirse pero sólo en forma parcial, advierten especialistas




Información Información aparecida el 24 de junio de 2009 en la Página Web: http://www.quilmespresente.com/notas.aspx?idn=197474&ffo=20090624



Durante años, la recomendación más común de los pediatras a los padres de chicos con dificultades de fluidez en el habla era esperar, ya que en muchos casos el problema desaparecía con la edad. Hoy sin embargo se sabe que esa recomendación puede ser altamente perniciosa para algunos chicos. Cuando existe predisposición a la tartamudez -alertan los especialistas- demorar un tratamiento después de los 6 años equivale a perder las chances de una reversión total.


Este enfoque terapéutico no es lo único que ha cambiado con los años en el campo de la tartamudez; también la percepción acerca del impacto que produce. Subestimada durante mucho tiempo, la disfluencia -como se la llama técnicamente- es reconocida hoy como un trastorno que causa enorme daño emocional y lleva al aislamiento de las personas que lo sufren.


Por temor a ser objeto de burlas, muchos disfluentes limitan sus actividades y su vida social hasta límites inimaginables. Al vivirlo como algo que da vergüenza, algunos desarrollan además estrategias cada vez más complejas para ocultar su problema. Y de ese modo, lejos de solucionarlo, lo refuerzan.


De ahí que el tiempo juega un papel clave en el tratamiento de este trastorno. "Lo más efectivo es tratarlo antes de los seis años, cuando el lenguaje aún no está consolidado. Hasta ese momento, la dificultad puede revertirse totalmente; más tarde sólo en forma parcial", sostienen desde la Asociación Argentina de Tartamudez.


El mayor obstáculo está en que no es infrecuente que antes de los seis años los chicos titubeen o repitan sonidos al hablar. Pero mientras que en algunos de esos casos se trata de una dificultad propia de la edad; en otros oculta una predisposición genética que afecta a un 2% de la población mundial y, de no ser reconocida a tiempo, puede producir dolorosas consecuencias.


COMO RECONOCERLA:.

Cada disfluencia es única como un huella digital. Hay una gama enorme de formas en que se manifiesta la falta de fluidez al hablar: algunas personas repiten sonidos, otras cortan las palabras o no las encuentran, o llegan tarde a ellas. En cualquier caso, se trata de una dificultad que empieza a desarrollarse muy tempranamente, entre los tres y cuatro años de edad", explica Consuelo Machicote, fonoaudióloga especialista en este trastorno.

A diferencia de los errores normales de fluidez que suelen tener los chicos a esa edad, "la disfluencia está siempre acompañada de tensión. Es la tensión del esfuerzo por resolver la dificultad. Algunos chicos aprietan los dedos de los pies, cierran los puños o cabecean. Es importante que los padres estén atentos a ese tipo de señales y no duden en buscar ayuda especializada; cuanto antes, mejor", recomienda la especialista.Por tratarse de un trastorno que parte de una predisposición genética, "no menos importante es preguntarse si no hay antecedentes en la familia", sugiere Machicote.


DESENCADENANTES: .

Aunque de base biológica (localizada en el hemisferio izquierdo del cerebro), la disfluencia es un trastorno multifactorial. De hecho, no todas las personas con predisposición genética a sufrirla la desarrollan. Existen distintos factores ambientales y psicológicos que pueden disparar la tartamudez.
"Algunas situaciones traumáticas durante la infancia, como la separación de los padres, una mudanza, el nacimiento de un hermanito o las burlas pueden desencadenar la disfluencia en chicos que ya tienen predisposición. Pero en general, lo más determinante es el entorno familiar", dice Machicote.
"En muchos casos son los propios modelos familiares, el papá y la mamá, los que imponen sin darse cuenta una velocidad en el habla a la que estos chicos no pueden llegar; y es esa demanda la que los hace chocar", observa la fonoaudióloga.
"Hay quien definió alguna vez a los disfluentes como ´personas genéticamente dotadas para hablar más lento´ -agrega-. Cuando el entorno reconoce y respeta esa característica, el transtorno no aparece".

martes, septiembre 26, 2006

La cura de la tartamudez estaría en el cerebro

23 de septiembre de 2006
Cura para la tartamudez estaría en el cerebro
Por Andrew Pollack

De niño, cuando padecía un serio caso de tartamudez, Gerald Maguire aprendió trucos para lidiar con ello. Cuando le hacían una pregunta en clase, en ocasiones respondía con la voz de los personajes de caricatura Elmer Gruñón o el Pato Donald, ya que no tartamudeaba cuando imitaba a alguien. Halló sinónimos más fáci­les de pronunciar para palabras que le resultaban complicadas. Y casi nun­ca hacía llamadas telefónicas porque tropezaba con una frase para la que no había sustituto: su propio nombre.
Ahora Maguire, psiquiatra en la Universidad de California, en lrvi­ne, quiere curar la enfermedad que lo aqueja a él y aproximadamente a
3 millones de estadounidenses. Está en busca de un medicamento para tratar la tartamudez, al organizar pruebas clínicas e incluso probar los tratamientos en él mismo.
Podría estar cerca de conseguirlo. En mayo, lndevus Pharmaceuticals anunció lo que llamó resultados alen­tadores de la prueba clínica más gran­ de que se ha hecho de un medicamento para no gaguear. Todavía se necesi­tan pruebas aún más grandes, lo que podría tardar dos o tres años. Pero si tienen éxito, el medicamento, pago­clone, podría convertirse en el primer tratamiento médico aprobado para el tartamudeo.

Eso es sólo parte de una transfor­mación del tartamudeo -en el pano­rama médico- de lo que alguna vez fue considerado por muchos como una condición nerviosa o emocional, a una neurológica que es genética al menos en parte. Al usar escáners cerebrales, estudios de ADN y otras técnicas modernas, los científicos ­ muchos de ellos tartamudos- dejan lentamente secretos al descubierto acerca de una condición que ha ofus­cado a víctimas que se remontan has­ta Moisés, quien algunos académicos creen que era gago debido a que le dijo a Dios que era "lento de habla y de una lengua lenta" y hacía que su hermano Aarón hablara por él.
Aún así, falta mucho por aprender sobre las causas del tartamudeo y cómo tratarlo. Se estima que aproxi­ madamente 1 % de la población en todo el mundo tartamudea, aunque esa cifra tal vez sea alta. El número de hombres que gaguean supera al de mujeres en una proporción de cuatro a uno, por razones desconocidas.
Quienes tienen esta dificultad di­cen que el padecimiento puede co­brar una terrible factura emocional. "Tartamudear es una de las últimas enfermedades de las que aún es per­mitido burlarse", manifestó Ernie Canadeo, ejecutivo de publicidad, de Oyster Bay, Nueva York, quien es tartamudo.
Sin embargo, crece el consenso de que esta es una condición neurológi­ca, aunque su naturaleza exacta no está clara.
Luc De Nil, presidente del depar­tamento de patología de habla y len­guaje, en la Universidad de Toronto, afirmó que en la gente que no tarta. mudea, el procesamiento del habla se maneja en gran parte en el hemis. ferio izquierdo del cerebro. Con los gagos, hay una cantidad inusitada­mente grande de actividad en el he­misferio derecho. Maguire dijo que los estudios realizados por él y otros también sugieren que hay un exceso del neurotransmisor dopamina en los cerebros de quienes tartamudean.
Gaguear también parece ser gené­tico, al menos en parte. Aproximada­mente la mitad de las personas que recibe tratamiento para el tartamu­deo tiene un miembro inmediato de la familia con el mismo padecimiento, dijo Dennis Drayna, genetista en el Instituto Nacional de Sordera y Otros Trastornos de Comunicación.
Los científicos creen que hay mu­chos genes que pueden contribuir a ello, cada uno quizá con un pequeño efecto. Eso ha dificultado encontrar los genes.
Sin embargo, Drayna y sus colegas recibieron una oportunidad cuando un hombre de Camerún escribió a un foro en Internet sobre el tartamudeo hace unos cuantos años. El hombre forma­ba parte de una familia prominente en la que 48 de 106 adultos gagueaban,lo que sugería que el gen responsable del tartamudeo de la familia era hereda­do por cambios en un gen.
Al estudiar el ADN de esa familia; Drayna y sus colegas han reducido la búsqueda a una extensión del Cro­mosoma 1 que contiene entre 50 y 60 genes. Otro estudio que usa familias de Pakistán con grandes cantidades de tartamudos encontró una región en el Cromosoma 12, y ese gen específico está próximo a ser identificado, dijo Drayna. Otros estudios han descu­bierto otras regiones cromosómicas.
Claire Byrne, de Fountain Valley, California, quien toma pagoc1one co­mo parte de una prueba clínica, dijo: "Definitivamente creo qúe me ayu­da". Otra mujer que lo toma admitió:
"Me ha dejado con la sensación de ser un poquito más libre y participé más en situaciones donde había que hablar".
Maguire se muestra más entusias­ta. En una conferencia telefónica pa­ra analistas de valores realizada por Indevus, dijo que algunos pacientes que tomaban el medicamento por fin habían obtenido empleos.que querían o pudieron abordar a otras personas y salir con alguien. "Es casi un des­pertar, gente que sale de sus capara­zones, por así decirlo", explicó.

martes, enero 31, 2006

¿Cuándo debemos considerar a una persona como Tartamuda?

Una fonoaudióloga uruguaya me pregunta: ¿Desde cuándo considerar que una persona es Tartamuda?
Le respondo: Creo que has "dado en el clavo". Allí está la gran pregunta: ¿Cuándo hay que considerar que una persona deja de ser "disfluente" para convertirse en "tartamudo"?
Yo diría que hay un hilo muy fino que en algún momento se rompe, no sabemos cuándo, no sabemos porqué pero sucede y es cuando el niño se da cuenta (toma conciencia) de que su forma de hablar le trae consecuencias negativas.
La burla de un amigo, la reprimenda de sus padres y porque no... la actitud del terapéuta que lo trata... pueden ser los eventos que rompan ese delgado hilo. Allí se comienza a formar lo que Van Riper llama el "Autoconcepto del Tartamudo"
El tartamudo es aquella persona para la cual su vida gira en torno a su habla disfluente; es por ejemplo, esa persona que prefiere tomar el bus, o su carro y estar media hora en el tráfico para "hablar con alguien", que tomar el teléfono que tiene al lado y hablar por él. Es ese chico que en clase prefiere decirle a la maestra "no lo sé" a enfrentar la burla y las risas de sus compañeros. Es esa persona que va al restaurant y no come lo que quisiera, sino que pide aquello que le es más facil decir. Lo más desvastador para el tartamudo no es su forma de hablar, no son sus disfluencias, sino las CONSECUENCIAS de su forma de hablar.
A los tartamudos que me consultan, la primera pregunta que les hago es: ¿Porqué quieres dejar de ser tartamudo? e invariablemente, la respuesta es, palabras más palabras menos: porque no soporto las burlas, las humillaciones. Luego les pregunto ¿ y si no hubieran esas burlas y humillaciones, te importaría seguir siendo tartamudo? y siempre la respuesta es: NO.
Una de las mejores definiciones que yo he oído acerca de la tartamudez es la que dió un campañero de TTM-L y que está en la pag. 72 de mi libro. El dijo que la tartamudez era: "un jodido error de la naturaleza que no te permite hablar fluidamente y que LAS DEMÁS PERSONAS TE LO RECUERDAN CONTINUAMENTE CON SUS CARAS CUANDO LES HABLAS.
Esto explica muy bien "el miedo anticipatorio" del que hablaba Wendell Johnson. Y ese "miedo anticipatorio" que es miedo al bloqueo, miedo a las consecuencias que tendrá ese bloqueo incrementa la ansiedad y los bloqueos. Es un círculo vicioso. Si esto se analiza a la luz de la Teoría del Condicionamiento Operante (Conductismo) te consigues con que el tartamudo está continuamente sometido a un programa de reforzamiento variable. Y se sabe que los comportamientos sometidos a este tipo de reforzamiento son los más difíciles o imposibles de extinguir. Por lo que ese "miedo anticipatorio" siempre estará presente en el tartamudo.
Ser, hacer y sentir en función de la forma de hablar y las consecuencias que de ello se derivan... Allí está la clave de la tartamudez....

lunes, junio 13, 2005

Hablan los Tartamudos

El pasado 4 de junio, la Universidad Central de Venezuela, en una coedición de su Vicerectorado Académico y la Comisión de Estudios de Postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación, publicó mi libro titulado "Hablan los Tartamudos".
En este libro se recojen y analizan las experiencias y relatos de un grupo de tartamudos de habla hispana que reunidos en el Grupo de Apoyo Virtual TTM-L relatan sus vivencias como tartamudos.

Contraportada del Libro:
La tartamudez es un trastorno tan antiguo como la humanidad misma. Uno de los primeros tartamudos de los cuales se tienen noticias ciertas es Moisés, quien hablaba de “la torpeza de su lengua”. Muchos han sido los estudios, las investigaciones, las teorías y las propuestas terapéuticas que se han hecho y sin embrago, ella sigue siendo una gran desconocida, tanto para los propios tartamudos, como para aquellos profesionales que se ocupan de su tratamiento. Una desconocida a la cual sus afectados le temen profundamente y de la que prefieren no hablar. Un trastorno para el cual, en la mayoría de los casos, los profesionales no consiguen resultados que desearía. Es en síntesis, un saber que está por construirse y que parte primordial de la construcción de ese saber debe basarse en el conocimiento y análisis de lo mucho que los tartamudos tienen que decir sobre su tartamudez. Hablan los tartamudos es el inicio de la construcción de ese saber, donde un grupo de tartamudos desnudan su alma, hablan de sus temores, sus frustraciones y de cómo la tartamudez se ha adueñado de sus vidas. La obra destaca la importancia terapéutica de la experiencia compartida, el cambio de creencias y actitudes hacia el problema y el surgimiento de nuevas perspectivas de ver y convivir con un trastorno que, hasta el momento, no tiene cura.
Portada del Libro

Contenido del Libro:
Agradecimiento
Introducción
PRIMERA PARTE:
I.- ¿Qué es la tartamudez?
II.- El surgimiento y mantenimiento de la tartamudez
III.- El Enfoque BIO-PSICO-SOCIAL de la Tartamudez
SEGUNDA PARTE:
IV.- La investigación como experiencia transformadora
V.- Hablan los tartamudos
VI.- ¿Qué es la tartamudez para el tartamudo?
TERCERA PARTE:
VII.- Relatos de tartamudos
CUARTA PARTE:
VIII.- ¿Qué hacer delante de un tartamudo?
Referencias bibliográficas
Anexo: Mensaje al tartamudo de Joseph G. Sheehan